Recién comenzado el año una noticia nos sobrecogió e indignó a partes iguales, el homicidio de un policía en la estación de Embajadores de Madrid, en el desempeño de sus funciones intentaban identificar a un sospechoso y éste se agarró al agente y le empujó a las vías. A los pocos días un vigilante de seguridad en la estación de Sants de Barcelona, fue víctima de un intento similar, al dirigirse a un grupo de jóvenes que se habían colado tres de ellos intentaron empujarle a las vías, puede que sea un efecto imitación o una simple coincidencia, todos conocemos los riesgos del servicio de vigilante de seguridad, pero creemos que es preciso analizar sucesos como éste.
En este blog ya pedimos en su día más respeto para los vigilantes de seguridad, y lógicamente no nos cansaremos nunca de pedirlo, en realidad creemos que para la «buena salud» de nuestra sociedad estamos obligados a exigirlo, creemos que estamos ante una cuestión de educación y de valores morales, y como sociedad debemos replantearnos si no hemos fallado en estas fundamentales bases para la convivencia.
Porque sin duda es una cuestión de escasa o pésima educación el pensar que uno se puede colar en una estación de tren, y que si como fue el caso, se nos reprenda por nuestra acción podamos contestar con violencia. Y es una cuestión de nulos valores morales pensar que ahorrarse el precio de un billete de tren tiene más valor que una vida humana.
Las funciones que realiza cualquier vigilante de seguridad llevan asociados ciertos riesgos e incluso peligros, esos riesgos crecen de forma exponencial cuando el servicio prestado se realiza en lugares de pública concurrencia, con escenarios menos controlados. Eso es algo que conocemos y aceptamos, es nuestra labor, pero no nos puede entrar en la cabeza que lo que motive un daño tan grave como quedar gravemente herido o incluso perder la vida sea algo tan fútil como el precio de un billete de cercanías.
A todos los vigilantes de seguridad, nuestro respeto y apoyo, buen servicio.